San Juan Macías


2020



 

Solemnidad en honor a San Juan Macías 2020

Basílica del Santísimo Rosario - Lima







San Juan Macías, O.P

 
Juan de Arcas Sánchez, San Juan Macías, O.P., el gran amigo y confidente de San Martín de Porres. Amigos íntimos en vida habría que destacar la coetaneidad de ambos santos: San Martín en el convento del Rosario, San Juan en el de la Magdalena. Martín debió de ver en Juan, al hombre que sólo Juan era; al hombre ensoñecido y ensimismado, al pastor de ovejas y luceros, al “raro”. 
 
Los dos cooperaban en socorrer a pobres y enfermos, y se ejercitaban intensamente en la caridad para con sus hermanos. También en ocasiones gustaban de orar juntos, y especialmente en el caso de Juan, buscando la salvación de las almas del purgatorio. 
 
Juan deslumbró a todos con su derroche de amor, caridad, paz y dones taumatúrgicos hacia los demás. Efectuada su profesión religiosa, se sintió plenamente poseído de Dios, y se mostró último en humildad, limpísimo en castidad, obediente sin límites, devotísimo de la Eucaristía y de la Pasión de Cristo.
 
Sus restos descansan junto a los de su gran amigo San Martín de Porres y a los de Santa Rosa de Lima, en el altar de los santos peruanos en Lima, concretamente en la Basílica del Rosario. Beatificado por Gregorio XVi en 1837, el 28 de Septiembre de 1975 fue canonizado por Pablo VI. La iglesia Católica celebra su festividad el 16 de Septiembre (la orden dominica conmemora su fiesta el 18 de Septiembre)
 
 
 


"Fray Juan, Fray Juan ¿a dónde vas?

Una noche en que un fuerte temblor de tierra sorprendió en Lima, la comunidad estaba rezando el oficio en el coro, mientras San Juan Macías oraba en la capilla de Nuestra Señora del Rosario. El primer sacudon hizo que los religiosos corrieran fuera de la iglesia a refugiarse en el jardín del claustro, lugar tenido por menos peligroso. También el comenzó a huir, cuando le detuvo la Virgen llamándolo desde su altar: "Fray Juan, Fray Juan, ¿a donde vas?"--- "Señora" respondió él, "voy huyendo como los demás del rigor de vuestro Hijo Santísimo".

A lo cuál replicó María: - - "Regresa y quedate tranquilo, que aquí estoy yo". Obedeció el siervo de Dios y retomando su oración pidió a la Virgn se compadeciese del pueblo cristiano. Al punto cesó el terremoto y levantando el santo los ojos a la imagen, su protectora, vio su rostro radiante y con celestiales resplandores que iluminaban toda la capilla.

El burrito y San Juan Evangelista

Cuando tomó los hábitos le dieron la portería del convento de Santa María Magdalena y en ese puesto atendía a muchos necesitados. Uno de sus benefactores fue Pedro Jiménez Menacho. Inicialmente, el mismo santo recolectaba los víveres para donar a los pobres. Poco después los testigos narran que aparecía en la puerta un joven con aspecto común, para traer los encargos. Ya en su lecho de muerte reveló que el joven era San Juan Evangelista.

Poco después de que el joven se dedicara a recaudar los víveres, San Juan Macías amaestró a su burrito, quien de allí en adelante cumplió a la perfección el encargo. Lo enviaba con una lista: pan de la panadería, carne del camal de Pedro Jiménez Menacho, etc. El jumento llegaba todos los días solo a todos los sitios donde debía recoger las donaciones del día.

Un día, el burrito no quería irse de uno de estos sitios donde recolectaba víveres y golpeaba el suelo con su pata. Cuando revisaron la lista vieron que faltaba parte del pedido. Entonces completaron la carga y de inmediato el burro partió de regreso.

Pedro Jiménez Menacho gustaba probar al burro y en el testimonio de canonización relata que a veces se escondía en su casa, pero era en vano, porque el burro lo encontraba dondequiera que se hallase oculto.

Levitación de Juan Macias

Se comentaba que levitaba, pero uno de esos episodios ocurrió cuando estaba muy enfermo, cerca de su agonía. No podía ni sentarse sin ayuda. Sorprendentemente, cuando le llevaron la comunión de inmediato se puso de rodillas sobre su cama y los testigos dan cuenta de que su cuerpo flotaba mientras comulgaba.

La viga intersección de Juan Macías

Uno de los milagros más conocidos ocurrió durante la reconstrucción, los trabajadores cortaron demasiado una viga de madera que debía de sostener el techo. Cuando discutían sobre el culpable, llegó el santo y les dijo que no se preocuparan, bendijo la viga y ordenó subirla. Extrañamente, la viga había crecido los centímetros suficientes para poder ser encajada a la perfección.